Es mi deseo en este 2013, como dice el título de este primer post, que consigas convertir tus propósitos en realidades. Cuando tomamos la decisión de transformar nuestros sueños en metas se convierten en algo factible y algo así es lo que solemos hacer cada fin de año cuando enlistamos nuestros propósitos.
Los 12 deseos que tradicionalmente visualizamos mientras masticamos las uvas o escuchamos las 12 campanadas del reloj tienen la mágica cualidad de que pueden ser cosas totalmente irreales o con pocas probabilidades de realizarse a corto plazo, como desear que ganaremos el premio mayor de la lotería y viajaremos sin parar por cada rincón del mundo sin reparar en gastos. Puedo desear que en 2013 fabriquen un borrador milagroso que quite arrugas, o que con solo mover la nariz como en la serie de televisión de Hechizada mi closet quede ordenado por colores, tamaños y prendas y que ademàs en ese minúsculo metro cuadrado quepan todos los zapatos. También puedo desear que este año encuentren la cura de la diabetes, tengo 12 “ding dong ” para pensar en lo que yo quiera. Claro que aprovecho los 12 deseos, como muchos, es una oportunidad cada 365 días de frotar la lámpara del genio y que al menos algunos de ellos se realicen.
Pero me gusta concentrar mi energía en los propósitos, porque si los formulo a conciencia resulta que tengo el poder en mis manos de convertirlos en realidades.
¿Cómo formular un propósito? Este año entendí que hay que transformar los sueños o deseos en metas. A principios de 2011 empecé a dar sesiones de educación en diabetes ( en mis tiempos “libres”) no resultó como yo esperaba. A principios de 2012 empecé un blog, escribí un solo post y nada más, tenía el deseo de dedicarme a la educación en diabetes y de escribir un blog pero no me dí el tiempo necesario para hacerlo – ¿ a qué hora podré dar sesiones de educación en diabetes con la carga de trabajo que tengo? ¡no me da tiempo de escribir un blog! ¿de dónde saco más tiempo? – me decía. ¿Les suena? estas son algunas de las respuestas más comunes que nos damos cuando no conseguimos algo que queremos como nos lo imaginamos, pues resulta que por fin comprendí que todas las personas que vivimos en este planeta tenemos días de 24 horas, lo que decidimos hacer con esas 24 horas es asunto de cada uno. Para no hacerles el cuento largo, hice una profunda reflexión personal sobre en qué decido invertir mi tiempo y este año me propuse reestructurar mis actividades y el tiempo que invierto en cada una para: darme tiempo. Claro que tomé importantes decisiones de cosas que dejar como bastantes horas de docencia, para dedicarlas a la educación en diabetes, la investigación, mi familia y muy importante: tiempo para mí misma, según mi plan contemplé tiempo hasta para mi adorado baile flamenco. Como todo propósito lleva su gran carga de reto personal, pero todo es parte de la aventura.
Este es mi propósito: darme tiempo para realizar las metas que decidí proponerme y respetar el tiempo que me doy para que los demás también lo respeten, porque está en mis manos el poder de convertirlo en realidad.
Y mi deseo es que todos ustedes consigan realizar lo que se proponen,porque el poder está en sus manos.