¡Pues se me hizo ir a un Congreso Mundial de Diabetes! Algo bastante complicado cuando la sede está lo más lejos de casa que se te pueda ocurrir (Melbourne, Australia, 17 horas adelante) y por supuesto costear un viaje así sale de casi cualquier presupuesto. Pero la Federación Internacional de Diabetes otorgó 100 becas para jóvenes investigadores cubriendo los gastos de traslado, alojamiento y registro al evento, así que envié mi trabajo, fue aceptado y obtuve el “grant”.
Personas de todo el mundo de cientos de países, todo tipo de experiencias. Es un congreso enorme, más de 10mil asistentes de 140 países distintos, al menos 8 sesiones simultáneas que te quieres partir al menos en 4 para poder entrar a todo. Así que les contaré en varias partes.
Conocer otros “grantees” (becados)
Aprendí que la comunidad de personas vinculadas a la diabetes es mucho más diversa de lo que pensaba y me dí cuenta de que muchos de los que están sumergidos en la investigación clínica están sumamente alejados de la realidad que vivimos quienes tenemos diabetes día a día. Algunos con temas sobre inmunología, marcadores biológicos y cosas que se escapan a mi comprensión no tienen ni idea de cómo funcionan los tipos de insulina de lo que implica medir la glucosa 7 veces al día, aprender qué comer etc. quizá para ellos mi trabajo sobre un video taller de conteo de carbohidratos les pareció tan extraño y lejano como para mí sus marcadores. Sin embargo nos necesitamos mutuamente, me pregunto si un poco más de acercamiento sería útil o sencillamente no es tan necesario, no lo sé.
Además de las distancias disciplinares las geográficas y de realidades, al menos desde mi punto de vista, eran evidentes. Tuve la oportunidad de tener una larga charla con Shillah Mwavua de Nairobi, Kenia. Ella apoya a personas con VIH y diabetes y se dio cuenta de que con la orientación que brindaban no era suficiente cuando las personas de la comunidad no contaban con recursos para costear sus tratamientos, así que crearon una tienda online donde venden artesanías que ellos mismos elaboran para no tener que elegir entre comer o comprar insulina, por ejemplo (crudo pero real). Yo me quedo con que a pesar de las adversidades y sus circunstancias, Shillah y su comunidad son un ejemplo de que cuando se quiere se puede.
De América Latina solo coincidí con mi paisana Abril, quien acaba de terminar su maestría en epidemiología. Y mis nuevas amistades de Chile Ximena, Trini, Tete , y Franco de la FDJ quienes compartieron mediante pósters y una ponencia parte del trabajo que hacen, por ejemplo un hermoso taller con abuelitos de chicos con diabetes tipo 1, el trabajo con adolescente o en campamentos.
Y con la sorpresa de que mis vecinas de póster eran ni más ni menos que Mercè y Magda parte del equipo de forumclínic el foro de pacientes del Hospital Universitario Clinic de Barcelona, España.
La ceremonia de inauguración
El lunes por la tarde nos invitaron a la ceremonia de inauguración, un evento donde representantes de la ciudad de Melbourne compartieron parte de su cultura, escuchamos un grupo de artistas danzando y tocando el didgeridoo instrumento aborigen tradicional. También escuchamos los discursos (más de una hora de discursos) de los responsables de la organización del evento (que desde luego no es poca cosa). Pero mi momento favorito sin duda fue la entrada del grupo de jóvenes líderes “Young Leaders“, un programa de la FID dónde jóvenes de entre 18 -30 años de edad de todo el mundo suman esfuerzos para fortalecer sus propios proyectos locales (por cierto no tenemos representante de México ¡quién se apunta!).